Los momentos importantes están rodeados de sensaciones en la panza, de energías especiales. No fué la excepción, siento que me escapé, una vez más, de la locura porteña. Costó pero ya estoy de viaje de nuevo.

La citronave!

En Concordia me recibió Santiago, de CouchSurfing, y la verdad es que no podría haber sido mejor: me presentó a sus amigos, fuimos a bailar, comimos un asado, fuimos a conocer el río y el lago en su increíble citronave. Fueron dos días de verano total, de hecho me moría de calor casi todo el tiempo.

El lago es artificial, creado por una represa, en su costa quedan varias ciudades y pueblitos, entre ellos Concordia y Federación.

En Concordia se habla de cosas de campo, de cuando se morían de hambre en los ’90 y de cómo la soja los hizo ricos, de cómo el gobierno subsidia la plantación de árboles para hacer papel en la misma pastera que hace un par de años fué motivo de un conflicto internacional.

Ahora, en Federación es totalemente diferente, es un pueblito turístico con termas. Estoy en un hotel porque no hay hostels y porque hace mucho frío como para quedarse en el camping. Todo el día hubo una tormenta terrible, todo el cielo encapotado, viento y lluvia. Yo sabía que esto iba a pasar al viajar en invierno, idealmente mi viaje tendría que haber arrancado hace un mes y me ahorraba esto, pero bueno.

Lo importante es que me siento aliviado y libre, como flotando de nuevo. Quiero decir, estoy exagerando de nuevo.
La cosa es que estoy en la ruta, me tiré al agua y ya estoy nadando, y cada día estoy más alegre.

Nadando en el lago