Visitamos dos playas en el pacífico, demasiado turísticas: Máncora y Montañita, la primera en Perú, la segunda en Ecuador. Si bien alguna parte de estos pueblos nos pareció adorable, lo mejor resulta ser alejarse caminando a playas desiertas.
Poco que decir de las playas, ya se sabe: arena, agua que va y viene, comer pescado y relajarse al sol.

Ecuador es bien extraño, el discurso político es similar al argentino, sólo que acá la gente si le cree al presidente. Sin embargo usan dólares y usan el sistema imperial de medidas (las libras), lo cual los hace parecer mucho más coloniales de lo que quisieran. El asunto es que dicen que tienen una economía estable y sin hambre.

Baños es un pueblo en la montaña que tiene un hermoso volcán que no quiso que lo viéramos, se oculto tras una nube, y unas aguas termales llenas de gente.
Quito es una ciudad grande PERO linda, en la que tuve la suerte de toparme con un par de emprendimientos interesantes de tecnología.

Ahí fuimos a visitar la mitad del mundo, una especie de parque temático sobre el grado 0 de latitud. La sensación era que todo eso estaba ahí para vender artesanías, no lo sentí como una experiencia genuina, aunque fué cool estar en la mitad del mundo. También hay debates sobre si la mitad del mundo es ahí o un poco más allá, depende de cómo se mida.

Más tarde fuimos a la fundación guayasamín, dónde vimos muchísimas de sus pinturas y de las piezas precolombinas que lo inspiraron. Nos resultó impresionante este artista.
Este retrato de la negra sosa me pareció tan hermoso que no pude evitar sacarle una foto clandestina.

En Quito hicimos CouchSurfing, con un chico cuya familia es de Tulcán, la última ciudad ecuatoriana antes del límite con Colombia. Allá fué que conocí a su familia y que vimos esta especie de obelisco a la entrada de la ciudad.


 La cultura Pasto, en Ipiales, Colombia (primera ciudad del otro lado de la frontera) produce este tipo de dibujos en las paedes de las casas, es toda una zona de la ruta que tiene estos dibujos y otros parecidos.

De ahí se llega a La Virgen de Las Lajas, un lugar en el que una piedra mostró alguna vez una imágen de la virgen maría y donde luego se erigió esta increíble iglesia sobre el río, encastrada en las montañas.