Le bonheur commence au Perou (La alegría comienza en Perú)
Si bien cruzar el desierto de Atacama fué sorprenderse una vez por día con un paisaje y luego intentar dormir en un bus mirando películas insoportablemente malas durante todo el día y también la llegada a Lima fué una catástrofe, ya que no nos encontramos con el Couch que nos iba a recibir ahí, mis amigos no estaban y la gente que quería conocer no me contestó los mensajes (algunos enviados con un mes de anticipación). Y si bien fué por todo esto que sólo pasamos 5 horas en esa capital del ruido y nos dirigimos directamente a Huanchaco, un balneario en el norte, fué ahí donde finalmente empezó la felicidad: trabajar en la playa, mirar el atardecer en el pacífico, caminar por ruinas de culturas milenarias de las que nunca había escuchado antes… uf… todo un lujo.
Chan Chan
El Chan Chan era una ciudad de barro en la que vivieron hasta 20.000 personas, al norte de Trujillo, en el norte de Perú. Fué la capital de la cultura Chimú, una cultura que dominó el área por más de 5 siglos desde el comienzo de la era cristiana, aunque claro que ellos no medían el tiempo de esa manera.
Se los conoce como los inventores del Surf, ya que en sus «caballitos de totora», pequeñas balsas hechas con la caña de totora, el tripulante puede ir sentado como en un caballo alrededor de un atado de cañas o quizás también parado sobre el mismo, como hacen hoy en día los surfistas. En la parte trasera de la balsa tienen un espacio en el que se guarda la pesca.
La ciudadela de Chan Chan está totalmente en ruinas, las grandes paredes se disolvieron, la mayoría no pasa del metro de altura, no son más que una pequeña alteración en el gran desierto de arcilla. Sin embargo hay una parte reconstruida, y aunque el objetivo de esta reconstrucción es más turístico que antropológico, resulta muy interesante recorrer las cámaras del palacio del rey de los mochicas, ver las increíbles decoraciones geométricas o representativas de peces y pájaros mientras uno trata de imaginar cómo sería la vida en ese lugar.
La Huaca de la Luna
Una huaca, en quéchua, es un objeto sagrado. Este objeto del que hablo es un gran templo que se construyó cinco veces, una encima de otra, durante espacio de varios siglos. Cada familia de la cultura Mochica, que ocupaba el valle del río Moche al sur de Trujillo, tenía la obligación de hacer ladrillos para construir el templo. Cada ladrillo tiene marcas diferenciadas, algunos tienen una carita feliz 🙂 hecha con los dedos sobre el bloque de arcilla.
La decoración del templo todavía se conserva porque fué construído en sucesivas capas superpuestas, de hecho hay 5 templos uno encima del otro, cada uno con diferentes representaciones visuales de los símbolos de la cultura: El dios de la montaña, Ai Apaec, acompañado por cabezas de serpiente, pescados o figuras que representan la dualidad y las ceremonias de este pueblo.
Cuando la tierra estaba demasiado seca y no producía alimentos, los moches tenían un extraño ritual: Un combate desnudo entre sus mejores guerreros. Aquellos que perdían eran atados por el cuello y desfilaban hasta el templo, donde eran sometidos a ceremonias con sustancias alucinógenas y luego eran arrocajados desde una roca sagrada, les cortaban el cuello y vertían su sangre en una copa que era presentada al líder religioso y político, que procedía a beber de ella. Esta ceremonia tenía lugar en el mismo templo, en un altar abierto con vista a la plaza, en la que se congregaba todo el pueblo para presenciar esto.
Wow.
Kuélap
El kuélap es una ciudad fortificada en la cima de una montaña cercana a la ciudad de Chachapoyas en la amazonía peruana. Los incas llamaron a este pueblo Sacapuyu, y los españoles, tan ingeniosos como ignorantes, los llamaron Chachapoyas. Se ha perdido el nombre que se daban a sí mismos. La fortaleza se descubrió a fines del siglo XIX, decenas de años antes que el Macchu Pichu. En esta ciudad hay casas redondas hechas con piedra, de hecho toda la ciudad está construida sobre una plataforma de piedra de unos 10 metros de altura, para hacer esta plataforma se necesitaron más piedras que para una pirámide egipcia, y estas piedras posiblemente eran traídas desde canteras ubicadas en el valle, lo que implica un gran esfuerzo para subirlas. También durante cientos de años se construyó esta ciudad, con sus casas redondas, en las que se criaban chanchitos de la índia, que acá le dicen cuy y se come. También con su hospital en el que se practicaban trepanaciones craneales, lo que hoy llamamos neurocirugía. Había varias comunidades chamánicas, cada una con su animal sagrado (serpiente, tigre, etc) y posiblemente cada una con su especialidad (defensa, sanación, etc) y un templo en forma de tintero, con una sola entrada en el techo, por donde el chamán entraba durante las ceremonias.
En fin, muchachos, esto es increíble, y ni les cuento de los atardeceres en el pacífico, son lo más grande que hay.
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