Fuga
Ya me estoy por ir de Barcelona.
Saqué el pasaje apenado… en parte porque mi indecisión sobre si ir a Valencia o a Cádiz me costó alrededor de 50 euros (tardé en sacar el pasaje y ya había subido de precio) y en parte porque esa indecisión estaba potenciada por no tener ganas de irme.

Finalmente voy en Vueling hasta Sevilla, paso el día ahí y luego tomo el bondi hasta Véjer de la Frontera, donde está Pablito.

Me cuesta un poco irme, porque conocí mucha gente linda acá, y ya tengo algunos pequeños hábitos en esta ciudad de los que no es fácil desprenderse, salir a caminar por la plaza real, comprar arroz con verdura en el pakistaní de la vuelta, y tantos otros «en formación»… pero supongo que si quiero una vida itinerante tendré que acostumbrarme a esto, a que los hábitos los tengo conmigo y no con la ciudad, o no sé.

Gentecita
Ya me estoy por ir de Barcelona, decía, y se siguen abriendo puertas, gente que me invita a charlar de trabajo, gente que son amigos de amigos que me quieren conocer o salir a pasear, es tan lindo conocer tanta gente… veo en cada uno una oportunidad, veo tanta potencialidad que me siento incapaz de aprovechar.

Por ejemplo, ayer, conocía Paula, una chica de San Isidro que se casó con Paul, un Alemán, y son padres de Tadeo. Ella es editora y maquetadora de libros, él es músico y trabaja en un banco para pagar el alquiler. Los conocí porque participamos en la lista de correo Michcultural, que reúne gente copada de Buenos Aires y Barcelona, ella quería conseguir la revista ñ, así que le traje dos números atrasados y la actual.

Paul me mostró su música, que es tranquila y agradable, y además me contó que tiene un amigo programador, con un plan interesante: vive 10 días en el campo de su madre programando y luego va 10 días a la ciudad para pasarla bien y conseguir clientes… no suena nada mal.

Con Paul y Tadeo fuimos a la playa, además nos acompañaron Olga y Alex con su hijo, que son rusos y Geraldine (o algo así), también con su hijo. Esta última chica me contó que había sido compañera de colegio de la hermana del fundador de la empresa en la que yo trabajaba, como podrán imaginar sólo dio para 3 minutos de charla.
Me bañé un rato en el mar, el agua tenía un sabor muy salado y feo, pero la pasé bien, luego me vine a casa a ayudar a Marcelo, que se iba de viaje y tenía muchas cosas que ordenar.

De los inmuebles
Hoy ayudé a Seba a mudarse acá, con un carrito de supermercado y otro carrito, de esos con dos ruedas que se usan para llevar cargas, él está a 200 metros de aca, así que lo más complicado fueron las escaleras (4 pisos allá, 2 pisos aca).
Mientras bajábamos las cosas hablé 5 minutos con un chico venezolano, me dijo que cuando vaya a su país, vaya directo a isla margarita porque las drogas y el champán son baratos ahí (me imagino que eso es todo lo que él espera de la vida). Además me contó que en Venezuela el programa educativo dice que Inglaterra, España y Francia tienen una deuda muy grande con América Latina, y que los pibes en el colegio hablan de matar a los ingleses, también estuvo en Turquía y allá también piensan así, no los quieren nada. Él está muy enojado porque está tratando de vender una hipoteca y no puede, también se estaba mudando. Dijo que vive en Carcelona y que esto es todo una mentira, tenía una remera camuflada y me cantó «cerca de la revolución» de charly.

Seba me explicó que seguramente vivió de rentas los últimos años y ahora con la crísis eso ya no es tan rentable, y por eso quiere vender.

Lo que yo pienso es que aprovechó la oportunidad mientras pudo y ahora que se siente inseguro sobre de qué va a vivir en el futuro le carga eso al imperialismo, al capitalismo, que, si bien no es incorrecto, son cosas demasiado abstractas como para operar en la vida… creo que la mejor forma de sobrevivir es hacer algo que otros necesiten, ser propietario de algo y alquilarlo no me parece honrado, me parece un abuso de especulación, porque si bien el inmueble se va deteriorando, uno lo alquila mucho más caro de lo que lo compró.