Conociendo la playa

Caminé hasta la playa de Barceloneta (si, además de ser la sección de variedades de revista barcelona es el nombre de una playa). Primero fuí por el Paseo Colón, que me hace acordar bastante a Puerto Madero, porque de un lado tiene un puerto donde hay muchísimos veleros y del otro edificios grandes y antiguos, es una calle muy ancha y decorada, lo más llamativo es una langosta de mar gigante, color marrón, que parece estar trepada sobre unas columnas que hay. Es impresionante, pero en realidad no es lindo (esta característica la comparten muchas cosas en Barcelona, aunque he visto muchas cosas hermosas). Después bajé por el Paseo Borbón, que desemboca en la playa, pero antes paré a hacer llamadas telefónicas.
La playa es muy corta, tiene 20 metros de ancho, tiene unas escolleras larguísimas para evitar que la arena se vaya, lo cual me hizo suponer que la arena no estaba ahí originalmente. El agua estaba fría a pesar de que hacía 31 grados, asi que no me metí más de la cintura. Luego me dijeron que no es recomendable bañarse aquí, que el mediterráneo está lleno de mierda y que incluso hay aguavivas tan venenosas que te matan.
Caminé un buen rato por la playa, descubrí que alrededor del 20% de las mujeres no tiene problema en mostrar las tetas.
Hay un sistema de sonido en todas las playas donde el ayuntamiento (la municipalidad) envía mensajes repetitivos, espaciados con 15 o 20 minutos, pidiendo colaboración con la limpieza y ese tipo de cosas.
Al volver tenía hambre, entonces entré al supermercado, donde era imposible comer algo hecho por menos de 3 euros, asi que terminé comprando una banana por 33 centavos (poco más de AR$1,5) y mientras caminaba con mi banana por la calle, un mozo de un local cualquiera reconoció mi nacionalidad, dice que tiene 8 años de entrenamiento y que es muy fácil reconocer la nacionalidad de la gente.
Estaba volviendo a casa cuando decidí entrar en una placita, y luego en otra callecita y así, yo creyendo que iba por el buen camino, incluso había encontrado algo que se parecía bastante al paseo borbón, pero repentinamente me encontré de nuevo donde había empezado en la playa barceloneta, fué una sorpresa inmensa, ¿Cómo hice para volver al mismo lugar si siempre fuí para adelante? No lo entendí, pero luego de preguntarle a 3 o 4 personas conseguí encontrar el camino.

Fotografiando el centro

A la tarde me encontré con Victoria, que me prestó una cámara increible, con la que estuve sacando fotos, algunas ya están subidas, otras las subiré en un rato a picasa, el link está publicado en facebook.
Paseamos sacando fotos a todo por el barrio gótico y después fuimos a comer un pollo al curry riquísimo en su lugar preferido, en el camino vimos a un cura gordo, vestido con sotana negra y una cruz plateada en el pecho, acompañado de cuatro putas muy coloridas y gritonas, caminando por la vereda, pero bueno, era obvio que él quería reformarlas y salvarlas de su vida disoluta, aunque creo que en esa batalla moral quizás ellas hayan ganado.

A la caza del móvil rojo
Salí de mi casa dispuesto a comprar un celular, aca les llaman móviles, asi que fuí a The Phone House y pedí un prepago que tuviera buenas tarifas a Argentina, me dijeron que prepagos sólo tenían de Yoigo y que tenía muchos problemas para establecer comunicaciones internacionales, además los aparatos que tenían en el precio que yo podía pagar no eran lindos, aunque había uno que tenía las funciones que yo quería (tarjeta de memoria, cámara y mp3). Me fuí a otro local de la misma cadena, donde tenían prepagos de Happy Móvil, la empresa con mejores tarifas, sale 5 centavos de euro por minuto la llamada a un fijo argentino, y 18 centavos a un celular argentino. Llamar a españa sale 13 centavos de euro el minuto. Si quieren el número me lo piden y se los paso.
Sin embargo los aparatos que tenían eran todos muy berretas, entonces decidí aceptar el que Marcelo me había ofrecido, un Siemens C65 bastante viejo, pero funcional todavía… de todas maneras tendré que comprarme uno antes de irme de aquí.