Crónica de la visita al Congreso Nacional Argentino

El pasado miércoles hice una excursión a la Honorable Cámara para conseguir algo de información:
Primero fuí a la Biblioteca del Congreso de la Nación y me dirigí directamente al Anexo (sobre calle Rivadavia, mano norte, frente al Palacio) pero me dicen que ahí no es, que la biblioteca es sobre Hipólito Yrigoyen (frente a la plaza). Mientras voy caminando hacia allí veo que sobre el Palacio del Congreso hay una puerta gigante de metal, cerrada y mugrienta con una placa de bronce que dice «Biblioteca del Congreso Nacional», maravilloso, ahí tampoco no es. Sigo caminando, cruzo Hipólito Yrigoyen y me acerco a un edificio de mármol, con una perciana metálica baja, color yema de huevo, con un cartel de 3 o 4 metros de largo que dice «Biblioteca del Congreso Nacional», justo al lado hay una puerta del mismo color y en ese momento un señor abriéndola. Le pregunto al señor y me dice que me falta caminar 50 metros todavía. Finalmente llegué a la biblioteca, un edificio muy grande y moderno, con decoraciones alusivas al bicentenario.
En la entrada me pidieron el DNI, mi dirección, mi celular y me tomaron una foto. Cuando entré fuí a la sala de microfilms -esta si estaba bien señalizada- y me encuentro con unas máquinas de plástico amarillento (solían ser blancas) ocupadas por jóvenes con acné y salgo corriendo.
Fuí a preguntar a algunas ventanillas por la Hemeroteca, ahí me enteré que hay dos, una de diarios y otra de revistas, la de diarios funciona en otro edificio, en la calle Alsina, entonces me dirijo a la hemeroteca de revistas, hay que atravezar unas grandes puertas de bronce y ahí me dijeron que la revista estaba en la parte de microfilms, asi que volví. Me acerco a un escritorio con un señor malhumorado que me dijo que volviera al día siguiente, que las máquinas estaban ocupadas. Pero insistí y conseguí que me dijera que no tiene la revista Convicción de Junio: tiene de Agosto, Septiembre, Octubre y Noviembre del año 1978. Terrible decepción.
También me contó que en la hemeroteca de diarios no tienen diarios de 1978, esto me lo confirmó una chica que estaba buscando diarios de 1976. Pero existen diarios microfilmados de esa época, cada página de diario sale $1 imprimirla.

Después de esto fuí, por mi otro proyecto, a la Dirección de Información Parlamentaria (Rivadavia 1864, piso 2 oficina 228), para pedir el Acta de Votación Nominal de la ley de minería del año 1993. En la recepción me preguntaron a dónde iba y me comunicaron telefónicamente con la Dirección. La conversación fué así:
yo: Hola
ella: Hola, por qué tema viene?
yo: Necesito el acta de votación nominal de una ley
ella: Usted de dónde viene?
yo: Yo vengo de mi casa, no pertenezco a ninguna institución
ella: Nosotros atendemos a universidades y organizaciones
yo: ¿Vos me estás diciendo que la Dirección de Información Parlamentaria no atiende al público?
ella: No, no… bueno, sólo atendemos cuando hay algo que no está disponible en otros lugares públicos. ¿Buscaste en internet?
yo: Si, y no estaba.
ella: Bueno, andá a la biblioteca entonces.
yo: Bueno, gracias, chau.

Corté y le dije a la recepcionista que en una rato iba a volver.
Asi que volví a la biblioteca y fuí a la hemeroteca de revistas donde me ayudaron con muy buena voluntad durante casi una hora, consultando por internet, por teléfono y buscando en muchos libros hasta que se dieron cuenta de que no existía el acta que yo buscaba y me dijeron que era muy bueno que gente de mi generación esté investigando. Entonces volví a la DIP, esta vez el trámite en recepción fué mucho más rápido y logré entrar al Palacio, que es realmente muy lindo, decidí subir por la escalera para conocer un poco mejor. Además había sesión, entonces estaba lleno de periodistas y legisladores. En la DIP me atendieron muy bien y me dieron unas fotocopias de la versión taquigráfica de la sesión. El chico estuvo alrededor de 20 minutos sacando fotocopias para mi, y me las dió en un sobre de papel madera con el logo del congreso. Me confirmó que el acta que yo quiero no existe: fué una votación a mano alzada y nadie tomó nota de quién votó a favor y quién en contra. En palabras del chico que me atendió, eso es «parte de la desprolijidad menemista, que quería tapar un poco todo, y por eso ustedes, los investigadores, sirven para llegar a la verdad, ahí, al hueso».

Contentísimo por los halagos y el éxito, pero exhausto por todo el trajín, me retiro del Palacio haciendo sonar la alarma porque no pasé la mochila por el detector correspondiente y, a pesar de eso, las recepcionistas me felicitaron cuando les dije que había conseguido lo que necesitaba.

Reflexión:
Todo este trámite fué posible, es decir, la información es accesible, es decir, la transparencia legislativa es una realidad y los servicios que se brindan son de calidad. El único problema es que me llevó cuatro horas más un viaje que, por suerte, es de 30 cuadras hasta el congreso, pero no es tan cerca para todo el mundo. Por lo tanto es necesario optimizar los tiempos y el esfuerzo necesario para realizar este trámite. Hay problemas de señalética, hay problemas de difusión (dónde ir a buscar cada cosa y qué cosas están disponibles) y básicamente el problema es que la información está en papel, es decir, está atrapada dentro de un soporte físico. Hay un proyecto que lentamente va digitalizando estos libros, pero aún falta, porque si tiene problemas tan básicos como poner el mismo nombre en varios edificios, la arquitectura de la información del sitio donde se publica esto también deja mucho que desear.

Si se les ocurre cómo arreglar estas cosas, bienvendos los comentarios.

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5 comentarios

  1. solo reconozco una forma de entrar a esos menesteres..con un proyecto que tenga como justificación la solución a tu reflexión, basado en señalética y utilización óptima de espacios públicos como usted bien dijo..

  2. Ayer me sugirieron hacer una intervención clandestina, cubriendo los carteles falsos con un «aca no es la biblioteca», cómo la ves?

    Gracias por tu comentario 🙂

  3. Anonymous

    Yo trabaje en el Honorable congreso de la Nacion y puedo decir que si, la info es medio complicada, esta un poco desordenada pero está. Tambien pasa que no se esta acostumbrado a que el comun de la gente quiera esta info, entonces queda todo como podria decir, endogamico, para los usuarios diarios.
    Yo tengo una reflexion psi: Será que en el recorrido se encuentra el placer? Sería lo mismo si lo hubieras encontrado de una lo que buscabas que este trayecto que te hizo conocer tantos lugares y subir la adenalina al sumun hasta cuando te dieron el sobre y los alagos? El hallazgo no es sin el recorrido. Ami me pasa algo asi, no se tú. Capaz que no está tan mal conservar estos recorridos que hacen a la investigacion y generan un poco de deseo, deseo motor a seguir. Uno ademas, encuentra otras cosas en ese recorrido que muchas veces son usadas mucho tiempo despues, pero que fueron posibles por haber pasado por ahi en algun momento. Porque la comodidad del al-alcance-de-la-mano, tiene sus pro y sus contras. Tal vez tengamos que ser un poco arqueologos para recojer las huellas de la historia, y hacer la nuestra.
    Se me hizo largo, espero que se entienda.
    Lucelia

  4. No creo que el congreso esté organizado así para darnos placer. Al contrario, para mi la satisfacción está en cumplir la tarea, no en hacerla. Excepto en el arte, donde todo es juego.
    Es cierto que recorrer el camino te hace conocer mejor las cosas, pero si el camino puede ser menos árduo, creo que es mejor.
    No justificaría nunca un sufrimiento diciendo que eso te hace mejor persona, creo que eso es una intelectualización que uno hace para que duela menos, pero no contaría con que todos los sufrientes van a pensarlo asi.
    El tedio de ir al congreso a buscar información es evitable.

  5. Interesante lectura, Lucelia. Me gusta tu visión de la búsqueda como juego, como investigación arqueológica. Creo que igual convendría facilitar las cosas, pensando en los fines democráticos del Congreso.
    Me quedo imaginando un juego, la busqueda del tesoro legislativo…

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