Si bien hace tiempo que no publico sobre mis viajes en blog, estuve viajando mucho estos últimos dos años. Dejo aquí un pequeño resumen de las ciudades que visité desde el último artículo de este blog:
- Cancún para una conferencia y unos días de playa
- Tepoztlán, Valle de Bravo y Malinalco para ver las piedras y las ruinas
- Puerto Escondido para morir de calor
- El puerto de Veracruz para bailar danzón
- Guatemala City y lago de Atitlán, visitando colegas
- Buenos Aires, después Mar del Plata y Ushuaia, que siempre es una mezcla de amigos y trabajo.
- Amsterdam, conferencia en Bucarest, Amsterdam de nuevo.
- Santiago de Chile, después Quito, haciendo amigos y aprendiendo cosas.
No es por alardear, pero creo que no puse ni la mitad de los destinos. Además, entre tantas catástrofes, esta: mi teléfono decidió borrar todas mis fotografías.
Resumen de no-viajes de 2020
Luego de tan intensa agenda viajera, en 2020 nada. Este año estuvo compuesto de una serie casi infinita de viajes imaginarios y monótonos, desde la silla y la pantalla, viendo a la gente en cuadritos pixelados.
- En febrero alcancé a ir por el día a Puebla para dar una charla.
- En marzo iba a ir a Cuba, después a Panamá, o a Colombia. No se pudo a ningún lado.
- En abril a Italia, primero por una semana, después dos, después se armó un plan tremendo que incluía Helsinki y Lisboa. Pasaje cancelado.
- Mayo Argentina? Ni loco.
- La conferencia de Timisoara? Olvídate, ahora es un podcast.
- Agosto debería haber sido la conferencia en Panamá, que se hizo en por zoom.
- El noviembre me tocaría visitar Kenia! Pero no.
Y eso son sólo los viajes que ya tenía programados. A decir verdad, logré escaparme un par de noches al bosque, en medio de la pandemia, lleno de culpa pero necesitado de la reconexión. Y después, con aún más culpa, una playa, desierta, con todo cerrado, manteniendo distancia de la gente, con cubre bocas casi todo el tiempo. Un paisaje paradisíaco y apocalíptico a la vez.
Este año es un infierno sin viajes.
Entiendo que necesitamos reducir la huella de carbono, y que los viajes en avión contaminan un chingo, también entiendo que muchas reuniones pueden ser un email. Sin embargo la falta de contacto con la gente, la falta de visitas para estar con amigos y colegas, me ha quitado algo que me resultaba un gran alivio y me está forzando a buscar otro tipo de escapes, otras estrategias de reseteo. Quizás el próximo artículo sea sobre eso, si es que encuentro alguna que me funcione.
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