Viviana Torres Curth (El Bolsón) |
Recién llegué de Mallín (rage against the machine), me trajo un tocayo, hijo de desaparecidos, que vive en una ocupación llamada Tierra y Libertad, un lugar que lo tomaron 54 familias, justo antes de que se lo cedieran a alguien que ya tenía cientos de hectáreas. Y aunque el juez decidió que no tenían más derecho a quedarse que el otro, no los pudieron sacar. Y ahí están, con sus instalaciones eléctricas autogestionadas y sus casas a medio hacer, pero vivos y solidarios, en el medio del bosque.
También estuve en Lago Puelo, otra pequeña localidad construída en el medio del bosque, a la vera del Río Azul. Todo era tan hermoso que salir a caminar parecía inútil, con quedarse sentado en la puerta de la carpa era suficiente para sentirse en el placer de estar en medio del bosque. Recolectamos una de las más grandes cosechas de hongos de los últimos años, quedan riquísimos en tartas y salsas, además se los prepara al escabeche, para que duren hasta el próximo verano.
En El Bolsón no dejo de conocer artistas, artesanos, sanadores y sabios que comparten conmigo su alegría y sus vidas, a cambio de lo cual obtienen mis gigas de producciones culturales, las que acopian para amenizar las largas tardes de invierno.
Todo esto es un placer, pero finalmente hoy he conseguido alguien que me lleva hasta Bariloche así que continúo rumbo norte hacia la aventura.