Estos textos se publican con unos pocos días de atraso, esto fué anteayer, la noche el 23 de junio, que en Cataluña se festeja la noche más corta del año, el solsticio de verano, y no se bien porqué se llama la noche de San Juan. Casualmente el Rey Juan Carlos también festeja el día de su santo (quizás hasta su cumpleaños).
La universidad
Salí a pasear con Victoria, primero fuimos a la univerisdad, que detrás del cuerpo central, tiene un patio hermoso, nos sentamos debajo de una higuera a charlar y leer el diario, mientras yo intentaba cazar unos gatos. Había un estanque y un canalcito de agua, creo que se llama patio andaluz. Había muy poca gente, porque ya terminaron las clases y es época de exámen, pero además como era San Juan y al día siguiente era feriado, todos los que pudieron huir de Barcelona se fueron.
El loco distrito tecnológico
Luego fuimos por otros barrios que todavía no había conocido, pero que siguen siendo de la parte turística, aunque diferentes: un distrito muy tecnológico, llamado @22 y un barrio muy típico.
Primero fuimos a fotografiar la torre Agbar (por Aguas de Barcelona) que tiene una forma de consolador gigante, después caminamos por una rambla en dirección al mar pero nos desviamos para ir a un parque, diseñado por el mismo arquitecto del consolador, que tenía muchas características especiales: en los espacios para niños el piso era blando, algo parecido al corcho, además cada espacio estaba rodeado de árboles, con la intención de crear intimidad. Las sillas del parque, que son individuales porque no hay bancos largos, son de metal y fueron diseñadas por el mismo arquitecto. Había también un jardín aromático, una «torre eiffel» de sogas para trepar, desde donde me saqué una foto agarrando la punta de un edificio que parecía una pieza de tetris (cuando suba las fotos lo van a entender). El parque está dividido en tres pedazos porque lo atraviezan unas calles. En el último que visitamos había unos «agujeros del cielo», espacios que intentan parecer nidos, hundidos en el suelo y con estructuras tubulares verticales que, supuestamente, deberían estar cubiertas por la vegetación, pero eso, hasta ahora, no ha ocurrido. El parque fué inaugurado hace dos años y el arquitecto ha dicho que faltan todavía 8 años para que el parque sea como él lo diseñó, porque las plantas aún no han crecido.
Finalmente fuimos a la playa a mirar el atardecer, hasta que empezamos a oir detonaciones de fuegos artificiales y Victoria prefirió resguardar su salud y me dejó de nuevo donde empezamos, en Plaza Cataluña.
La previa
Llegué a casa de Marcelo y las chicas estaban por salir, las dos francesas y Tirsa, pero finalmente resultó que no iban todas para el mismo lado, asi que tomé una decisión rápida y fuí con Tirsa, que resultó llamarse Patricia a lo de Max, un chico nacido en Barranquilla, Colombia, donde además había un brasilero preparando caipirinhas, unas chicas alemanas y unos chicos vascos. La noche de San Juan es muy parecida a la noche de año nuevo, se tiran fuegos artificiales, se bebe mucho y se va a la playa. Como Jon, uno de los chicos vascos, tenía la rodilla maltrecha, decidió tomar un taxi y yo lo acompañé, junto con Maike, una de las chicas alemanas y el otro chico vasco. El taxi salió 5 euros hasta que el taxista apretó un botón y mágicamente pasó a salir 10 euros, aparentemente hay un «extra» por noche festiva, que en este caso duplicó el precio del viaje. Lo más irónico es que fuimos hasta la Barceloneta y cuando llegamos descubrimos que los demás se habían ido a Bogatell, asi que tuvimos que caminar un montón igual y tardamos horas en encontrarlos.
Jon es programador, hizo un sitio para compartir viajes en auto voycontigo.com, está hecho en JSP y lo diseñó otro amigo, por lo que ví en 3 segundos no está nada mal, aunque en chrome no se veían los campos de formulario. Cuando vaya a San Sebastián quizás los encuentre y hablemos de usabilidad.
Las alemanas eran todas de Berlín, así que quizás también pasee con ellas cuando vaya allá.
El festejo
Camino a Bogatell nos cruzamos con muchas personas, el más interesante era un tipo que iba vestido con una pollera de piel de leopardo, con una cola de leopardo y con una melena y barba colro rojo, estaba bastante trastornado y nos presentó a todos sus amigos, pero se quedaron en una fiesta en el medio de una calle donde estaba lleno de gente grande, por lo que nosotros preferimos seguir.
Cuando llegamos a la playa era un verdadero desastre, mugre por todos lados, gente por todos lados, música por todos lados y las personas que te tiraban rompeportones en los pies. En ese momento estabamos con Max, Leni (novia alemana de Max), Maike, Vivi, y los dos vascos. Yo pensaba en encontrarme con Tiras y las francesas, pero resultó imposible. Después llegó Clara, una chica danesa que estudió comunicación y está haciendo un master en asesoría de imágen, ella estaba muy cansada, de mal humor y prefirió agarrar a Maike, que estaba muy borracha y llevarla hasta su casa, pero Maike quería quedarse con Jon, asi que después de arrastrarla tres cuadras (la teníamos que sostener entre los dos para que no se cayera al suelo) ella empezó a insistir con que volviéramos para la playa. En ese momento aparece Max, que no tenía plata, ni sus llaves… ni siquiera tenía sus zapatos, así que decidimos volver a la playa, porque yo sabía dónde estaban las cosas de Max.
La noche de San Juan termina, por mandato estatal, a las 6 de la mañana, entonces a las 5:30 vimos bajar a 30 personas vestidas de verde de un camión verde para limpiar la playa, además había varios patrulleros y alrededor de 10 policías con escudos, preparados para desalojar a la gente de la playa.
Max se encontró con sus cosas, yo me encontré unas ciruelas muy ricas (tuve que sacarles la arena para poder comerlas) y los brasileros (que ahora eran tres) se encontraron con unos catalanes que les daban recomendaciones sobre cómo conseguir la mejor fiesta en Ibiza.
Fuimos todos caminando hasta la rambla, en el camino descubrí que el dedo meñique del pié de Maike se montaba sobre el otro dedo, entonces como era tan especial le puse un nombre: Elías, también le puse nombre al meñique derecho de Leni, me acuerdo que propuse llamarlo Carlos y a ella no le gustó, pero no sé cuál fué el nombre que cuajó. Luego charlé con una chica australiana que había estudiado medios y comunicación, una carrera bastante ámplia, y quería especializarse en relaciones públicas, me explicó que sirve para que las noticias que produce una empresa lleguen al público de la manera que la empresa quiere, algo así como manipular periodistas.
Al final terminé yendo de nuevo a la casa de Max, con Leni y Vivi, que también viven ahí, escuchamos reggae y me puse a dibujar con unos lápices supuestamente acuarelables que no se acuarelaban nada. No me agradó mucho el dibujo, pero tampoco era un asco.
La mañana
Cuando me fuí de lo de Max eran las 9:30 am, fué la primera vez que ví Barcelona tan temprano, con esa luz y con tan poca gente, porque si la noche anterior había sido de fiesta, todos estaban durmiendo. Comprendí que para disfrutar las cosas hay que mirar su forma, no su función, y me resultó todo muy hermoso. Al llegar a la plaza real vi una feria, vendían estampillas, tapas de botellas de cerveza, discos de vinilo, bijouterie y algunas otras cosas. En un puesto agarré una caja de cuero, al abrirla ví que era un juego de dominó, el vendedor me dijo que valía 3 euros y también le pregunté por los discos, pero no supo decirme los precios. Después me acerqué a otro puesto y pregunté por un colgante muy interesante, el tipo, después de mirarlo durante largos segundos, me dijo que salía 5 euros, yo inmediatamente lo dejé y pregunté por otra cosa, el tipo me dijo que podía darle 3 euros y me lo llevaba. Yo le dije que solamente quería saber el precio, entonces me dijo que no quería gente que preguntara por esto y aquello, quería gente que viniera a comprar, que si era para preguntar me fuera. Me sentí bastante agredido, sobre todo por la forma tan sensible en que venía disfrutando de las cosas, le pedí disculpas y me fuí a dormir.