Soy un extranjero más.
No es que sea difícil vivir acá, bah, todos hablan de la crisis y de que no hay trabajo, pero yo estoy seguro de que me las podría rebuscar así como se las rebuscan tantos… sólo tendría que trabajar mucho, al menos al principio.
Hay un argentino sin papeles que consiguió laburo de mozo en una semana, otros argentinos que están hace varios años tienen muchos contactos y trabajos mediocres que les dan de comer y trabajos copados que no les dan de comer, de diseño, de fotografía. El «ambiente» me parece que está más cerca que el de buenos aires, es más accesible, no sé porqué pienso eso, pero creo que llegaría a tener contactos medianamente rápido.
Diferencias culturales
Pero una vez que me alejo del centro, que es la parte más turística y está pensada para los de afuera, tengo la sensación de estar fuera de lugar, de que nada de lo que hay está pensado para mi, la vida de los pueblos me parece incomprensible e inaccesible.
Hay formalidades en todos lados, protocolos que seguir en las relaciones con las personas que, si uno no sigue, genera incomodidad y queda en evidencia que uno es extranjero y encarna la pérdida de las tradiciones, la distorsión de los valores y un montón de otras cosas poco respetables. Al menos eso es lo que entiendo yo de la mirada de las pocas personas con las que interactué.
Otra cosa es que todos te dicen «hacelo por internet» y como yo no tengo tarjeta de crédito no puedo… entonces parece que hacer las cosas en la calle, brick and mortar, como dicen los yankis, ya está empezando a dejar de ser lo más normal, lo cual presenta una nueva serie de desafíos culturales: tenés que saber a qué sitio entrar. Claro, uno pensaría que después de pasar la mitad de mi vida en internet eso sería fácil, pero no lo es, porque no son los mismos sitios, porque hay cosas que están en catalán, porque hay cosas que no se entienden aunque estén en español.
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