Casi todos los días paso por Canning y Corrientes (o, como dicen los herejes, Scalabrini Ortiz y Corrientes).
En ese lugar, alguna vez, hubo un árbol frondoso. Ahora hay sólo un tronco muerto.
Por esta esquina pasan miles de personas todos los días, y este tronco es una molestia, está casi en la esquina, la gente que quiere cruzar a veces lo tiene que esquivar.
Me imagino que hace 100 años ese arbol estaba rodeado de otros árboles, no había cemento, pasaba muy poca gente, una tarde pasaba un señor caminando lento, había mucho sol y él se puso bajo la sombra del árbol a escuchar los pajaritos.
Después pasaron unos años y ese terreno tal vez era un potrero, y los pibes usaban el árbol como palo del arco y los gatos del conventillo se subían a las ramas. En otoño, cuando las hojas caían, marrones y corcantes, y se podía ver a una nena pisotéandolas para escuchar el ruido.
Ahora nadie mira el árbol, a nadie le sirve para nada.
¿Cómo se podrá hacer que este árbol sirva de algo para los miles de personas que pasan por ahí?
La masa y sus relaciones con la naturaleza.
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